La articulación consiste en dar a los órganos de la palabra la disposición que requiere cada uno de los sonidos del lenguaje. En canto, las diferentes maneras de ligar o destacar los sonidos para darle a la lírica su mejor expresión en conjunción con la melodía es a lo que denominamos articulación. Un cantante no debe descuidar jamás este aspecto de la técnica, pues es insoportable para el que escucha no poder seguir el hilo de lo que la canción quiere decir. La poca consistencia en la articulación de un cantante mermará su proyección, su dicción, su colocación y por supuesto su interpretación. Entonces debemos ser impecables en la tarea de dar a cada vocal su correcta postura, que cada consonante se ejecute con la intensidad y el carácter que la obra pida, y que el desarrollo de las frases tenga la musicalidad, la soltura y el desenvolvimiento que una buena articulación les otorga.

Las disciplinas lingüísticas que estudian este tema y que son sumamente útiles para favorecer su comprensión son la fonética y la fonología. La fonética se encarga del estudio del fonema en un sentido concreto, como elemento que se produce en términos físicos, es decir, se maneja en el plano del habla. La fonología aborda el fonema como elemento funcional de un código lingüístico, o sea, dentro del plano de la lengua.

La técnica vocal se emparenta más con la temática de la fonética articulatoria, en lo referente a la producción correcta y depurada de los elementos sonoros que componen la lengua que se canta.