Clasificar una voz es ubicarla en una categoría determinada, rotularla. Es establecer que esa voz pertenece a un grupo con características comunes y que puede prestarse para interpretar piezas compuestas para ese tipo de voz. La clasificación de las voces en canto se fija de acuerdo a la altura que posee la tesitura de una voz en la escala general.

Para la mujer las tres alturas: aguda, media y grave, corresponden a las voces de soprano, mezzo-soprano y contralto, respectivamente. Para el hombre son: tenor, barítono y bajo. Esta es una clasificación muy genérica y que no es demasiado específica ni descriptiva de los tipos de voz humana, aunque pienso que ninguna rotulación será jamás lo suficientemente acertada, puesto que cada voz es lo bastantemente particular como para no poder ajustarse completamente a una clasificación genérica.

En todo caso, existen clasificaciones más detalladas en la música académica que determinan cierto tipo de especificaciones, pero que están más relacionadas con su papel en las arias u óperas que con las peculiaridades de la voz.

Para efectos de la música popular considero que no es de imperiosa utilidad conocer, por ejemplo, la diferencia entre una soprano ligera, lírica o dramática o entre un tenor fuerte o dramático, uno ligero o uno de ópera cómica. Estas son clasificaciones creadas para ubicar los tipos de voz (según su timbre, coloratura, tesitura y posibilidades interpretativas) entre los distintos personajes creados por el compositor para una ópera, por ejemplo.

Otras clasificaciones responden más a la altura que a las características, por ejemplo: tenor ligero, en relación con tenor abaritonado o bajo cantante, en relación con bajo profundo.

En fin, toda clasificación de la voz debe tener una intención funcional de acuerdo al trabajo que realiza el cantante y a sus características físicas de voz y posibilidades interpretativas; para mí la mejor clasificación de una voz es la que realiza el compositor cuando escribe una pieza pensando en el cantante que la va a interpretar.